La metatarsalgia es una afección que produce dolor e inflamación en la zona anterior del pie (metatarso). Esta dolencia, junto con la fascitis plantar, es una de las patologías más comunes que aparecen en el pie y que podría llegar a ser invalidante para la persona que la sufre, aunque en los primeros estadios no se trata de algo grave.
Por suerte, los tratamientos caseros, como aplicar hielo, descansar y la utilización de AINES, con frecuencia pueden aliviar los síntomas. El uso de calzado adecuado con una suela gruesa, o amortiguada podría minimizar también la sintomatología.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas de la metatarsalgia pueden comprender desde un dolor fuerte, continuo o intenso en la zona metatarsal, la cual se sitúa justo detrás de los dedos del pie en su parte plantar.
Este dolor se caracteriza por un dolor punzante entumecimiento u hormigueo y que puede incrementarse cuando el paciente está de pie durante grandes periodos de tiempo, cuando realiza cualquier actividad deportiva, como correr y más especialmente cuando está descalzo sobre una superficie dura.
Otra descripción muy típica entre los pacientes es la sensación de tener una piedra en el zapato.
¿Cuál es el origen de la metatarsalgia y sus factores de riesgo?
A veces un solo factor puede desencadenar la metatarsalgia, pero hay que tener en cuenta que no solo existe un factor que lo provoque. Una patología siempre tiene diferentes factores y existe uno que es el desencadenante. Esos factores son, por ejemplo:
La actividad o entrenamiento intensos. Los corredores de larga distancia están en riesgo de padecer metatarsalgia, principalmente porque la parte delantera del pie absorbe una fuerza considerable cuando una persona corre. Pero cualquier persona que participe en un deporte de alto impacto está en riesgo, en especial si utiliza un zapato desgastado, o con falta de amortiguación. Recordemos que corriendo recibimos de 3-4 veces el peso corporal.
Técnica de carrera. Los corredores caracterizados con una técnica de antepie, suelen tener más probabilidad de sufrir esta patología si su pie tiene una morfología en la que no genera una homogeneidad de cargas. Esto, unido al incremento de tiempo en la que el antepie soporta la carga, contribuye a que tenga más tendencia a desencadenarse esta patología.
Ciertas formas de pies. Un pie cavo puede generar presión adicional sobre el metatarso, ya que la fuerza se distribuye en una menor superficie. Por otra parte, un pie plano en el que el primer metatarsiano no mantenga la estructura del pie, también puede generar mayor presión en los radios centrales, los cuales son más proclives a sufrir una inflamación.
Exceso de peso. Debido a que cuando nos movemos la mayor parte del peso del cuerpo se transfiere a la parte delantera del pie, tener sobrepeso significa mayor presión sobre los huesos metatarsianos. Bajar de peso podría ayudar a reducir o eliminar los síntomas.
Calzado inadecuado. Los zapatos de tacón de más de 4 centímetros provocan una transferencia de cargas y un peso adicional a la parte delantera del pie. Por tanto, los tacones son una causa frecuente de metatarsalgia en las mujeres, además de el uso prolongado de las chanclas.
Deformaciones del pie. Pies con Hallux abductus valgus, hallux rigidus, dedos en garra o la rotura de la laca flexora plantar, pueden condicionar el correcto reparto de las cargas.
Patologías sistémicas como pueden ser la hiperuricemia, la artritis psoriásica o artritis reumatoide cursan con deformaciones del pie e inflamación las cuales si aparecen en la zona anterior del pie ocasionan la metatarsalgia.
¿Qué complicaciones pueden aparecer?
Si no se la trata, la metatarsalgia podría causar dolor en otras partes del mismo pie o en el otro pie, así como dolor en cualquier otra parte del cuerpo, como la zona lumbar o la cadera, debido al producto del dolor de pie.
El dolor e inflamación de esta patología puede ir unido a problemas como la rotura de la placa flexora plantar, capsulitis o el síndrome de predislocación. Procesos más dolorosos y que se deben de tratar con relativa rapidez.
Diagnóstico
Diversos problemas del pie pueden causar síntomas similares a los de la metatarsalgia, como pueden ser, helomas, neuroma de Morton, problemas vasculares…Para ayudar a identificar el origen del dolor se deberá de examinar minuciosamente el pie tanto en camilla como en bipedestación, teniendo además en cuenta el estilo de vida y nivel de actividad del paciente. Es posible que sea de interés la petición de una radiografía para identificar o descartar una fractura por estrés u otros problemas del pie.
Además de la valoración y el examen por parte del profesional, es conveniente la utilización de una plataforma de presiones, para ayudarnos a ser más precisos en el diagnostico y posteriormente en el tratamiento. Ya que existen diferentes tipos de metatarsalgia, según la fase de la marcha en el que se produzca la máxima presión, y además puede ser que nos ayude a descartar un posible neuroma.
Tratamiento
El tratamiento de esta patología se basa en la de homogeneizar las presiones en toda la zona metatarsal, sin tener una presión localizada en ningún metatarsiano. Para ello, es conveniente la utilización de soportes plantares a medida, habiendo realizado previamente un examen completo y exhaustivo, en el que se utilizarán sistemas de baropodometría, para así conocer que cantidad de carga y cuando soporta el metatarsiano en cuestión la mayor carga.
La utilización de soportes plantares a medida, debe de ir unido a medidas conservadoras como puede ser:
Reposo. Para protegerte el pie y evitar más lesiones, no lo sobrecargues. Eleva el pie después de caminar o permanecer de pie un tiempo. Tal vez necesites evitar tu deporte favorito por un tiempo, pero puedes mantenerte en forma con ejercicios de bajo impacto como nadar o ir en bicicleta.
Aplicación de hielo al área afectada. La aplicación de hielo en el área afectada durante unos 20 minutos, varias veces al día y la utilización de antiinflamatorios tópicos en la zona dorsal. Para proteger la piel, envuelve el hielo con una toalla delgada.
Utilización de calzado adecuado. Evita los zapatos demasiado ajustados o demasiado grandes, y limita el uso de zapatos de tacón alto o chanclas. Usa calzado adecuado para los deportes que practiques y con una suela gruesa y con amortiguación. Otra alternativa a esto puede ser la utilización de calzado con mayor quebrante de puntera.
Por último, y en excepcionales cuando las medidas conservadoras no alivian el dolor y la metatarsalgia se complica debido a afecciones del pie o a deformaciones estructurales como un dedo en garra, un Hallux abductus valgus, y otras, una opción podría ser la cirugía para realinear los huesos metatarsianos.
Todo este examen diagnóstico es realizado en nuestro centro con un bagaje de más de 33 años, los cuales nos otorgan una gran experiencia en esta y otras muchas patologías del pie, tobillo, rodilla y cadera. Para cualquier duda o pregunta, póngase en contacto con nosotros mediante el correo electrónico info@estudiodelapisada.com o llamando al teléfono de contacto que aparece en nuestra página web.